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domingo, 19 de abril de 2015

Intrascendencia y sin sentido





“Estamos ante una ética 
que no opone la cultura a la nauraleza,
concibe lo humano como parte de la naturaleza,
como su parte creativa, consciente y destructiva…”
Rosario Herrera Guido.


La principal crisis que vivimos en el presente siglo no es científica, sino filosófica. La ciencia se ha desarrollado como ramas de un árbol que difícilmente se tocan entre sí, esto quiere decir la evolución de los paradigmas científicos se han especializado de una manera tan técnica y precisa que es complicado aplicarlo a otras áreas de la ciencia sin enfrentar una ruptura. Por otra parte, la gran dificultad de la filosofía de la ciencia contemporánea es como dice Thomas Mormann, conceptualizar la estructura del progreso científico. Para la establecer una postura al respecto de mi área de experticia y dimensionar la ruptura epistemológica que enfrenta, a mi parecer, la psiquiatría, creo menester partir desde la siguiente argumentación. 

La Psiquiatría, desde su nacimiento como rama de la medicina científica, ha estado en crisis permanente. Esta situación conceptualmente paradójica ha sido determinada por múltiples factores, tanto internos como externos. Entre los primeros deben mencionarse la falta de unidad de doctrina, la pugna de las escuelas y la carencia relativa comparada con otras especialidades médicas, hasta tiempos actuales, de recursos terapéuticos eficientes.

Hoy sin reservas asumo, que la psiquiatría, por sus condiciones estructurales, debe ubicarse como una disciplina empírica y no como una ciencia constituida. Su corpus teórico descansa en el apoyo de otras ciencias, en las humanidades y  fragmentos "descafeinados y deslactosados" de basamentos filosóficos aún más extensos. Sus limitaciones, por la complejidad de su objeto de estudio, implica un esfuerzo de investigación paralelo y permanente para incorporarse con más seguridad al universo científico. Actualmente, los avances en neuropsiquiatría y en psicofarmacogenética son un nuevo intento para que los psiquiatras nos sintamos médicos de verdad. Ahora sí, la psiquiatría, rescatada de la orfandad por las neurociencias y la genómica, parece ciencia y el psiquiatra se siente "médico", sin darse cuenta que ha debilitando la piedra angular de su disciplina. 

Por otra parte, la extensión del concepto mente varía en su uso idiomático, es usado para abarcar la totalidad de de la vida consciente, soslaya lo inconsciente y aglutina lo volutivo y lo emocional. Los paradigmas mente y mental están en crisis y la neuropsiquiatría los reduce al campo de las funciones intelectuales para salir del atolladero. Desde hace siglos se ha determinado, que el cuerpo está sujeto a leyes espaciales y mecánicas, mientras que la mente no se encuentra en el espacio, ni sus funciones obedecen a las leyes de la física, desde 1985 lo advirtió Freud en el "Proyecto de una Psicología para Neurólogos" cuando tras haber estado concentrado en los aspectos neurofisiológicos de la psique, asumió que había fracasado en dicha hipótesis, y concluyó que  las operaciones de la mente no son observables, su desarrollo involucra la totalidad de una vivencia humana interna y cultural. A pesar de sus detractores, las aportaciones científicas de la teoría psicoanalítica amplía el escenario de lo mental al incorporar el fenómeno de lo inconsciente, produciendo un corpus teórico sobre mecanismos que operan en el ámbito de la consciencia como del inconsciente construyendo, de manera exitosa, el puente epistemológico entre la medicina y la antropología.

De esta manera, la mente fue concebida como una esencia inmaterial, que de alguna manera interactúa con el cuerpo, básicamente a través de todo aquello con lo que tiene contacto el sistema nervioso (es decir, con todo el organismo). Sin embargo, la mayoría de los filósofos occidentales creen que la mente, como cualquier otra cosa del universo, es una manifestación de la materia y la energía, interactuando en el escenario del espacio y el tiempo. De otra forma sería un fenómeno fantasmagórico sin explicación permanente, indefinido, regresando al postulado en el que el cerebro es el asiento de los fenómenos mentales, de ser así, la inteligencia artificial hubiese podido replicar todo aquello que el psicodesarrollo, el cuerpo emocional y la cultura confiere a la "mente" humana - el conocimiento del mundo, su recreación e intuición - como lo postuló Heidegger, no pueden ser programadas por principio. Como definición operacional, la consciencia es la capacidad de advertencia de lo intrapsíquico y extrapsíquico, lo objetivo, intersubjetivo y subjetivo

En definitiva, la psiquiatría desplaza su antiguo dilema, organicidad vs psicogenisidad, hacia el neopositivismo de la mano de la genética y con ello amplía la fractura axial de su supervivencia como "ciencia".



Félix Aranday Cortés.


La ilustración
Caída de Simón el Mago.
Capitel, Basílica de Saint-Sernin, siglo XI.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Efectivamente cuanta intrascendencia
cuanta inutilidad se describe en numerososas palabras vacias y rebuscadas.
El ser humano carga con su existir como si fuera omnipotente como si fuera unico y deja de lado en un abandono total su parte espiritual y se aferra a lo social que predomina en este escrito, todo su ser y su escencia la cual es tan efimera como su existencia , se aferra a sus propios paradigmas y se autocomplace en su propia ignoracia , abandona lo mas importante dejando un gran vacio en su existencia.
Cuestiona lo humano como observador omnipotente , desarrolla apegos y juzga sentimientos asi es el gran señor ...
No es nada dificil ser humilde y llegar a la fase espiritual que tanto se desconoce la cuarta esfera de la que la industria farmacéutica no habla , la unica esfera causante de tanto vacio existencial .
La que en enferma y segun la teoria cuantica es responsable del 97% de las enfermedades biologicas.
El mundo de las posibilidades no se manipula no puede someterse a la voluntad del hombre a este mundo se le desconoce pero todos vivimos a merced de El.