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martes, 9 de julio de 2013

¿Existe una orientación ética de la sexualidad femenina?

Los malestares de la mujer desde el psinoanálisis, parte 2








La demanda contemporánea de la mujer parte de una exigencia objetiva, de condiciones de injusticia que son verificables. Sin embargo, los movimientos feministas que promovieron la inserción de la mujer en el espacio público que históricamente correspondió al hombre, no previeron que la mujer perdería sus propios espacios, el espacio privado donde de manera tradicional la mujer se había desarrollado. La conformación de este espacio había permitido a la mujer siempre estar en relación con otros. Se relacionaba con otras mujeres, era menester que tuviera una familia, hijos, marido.

La mujer se vio obligada a insertarse en los espacios laborales, adquiriendo libertad económica, lo que provocó el surgimiento de otras necesidades al estar incluida en el sistema económico, como la reivindicación de sus derechos políticos y
civiles para estar en condiciones de competir en este espacio público. 

La independencia de la mujer ha tenido como consecuencia que se encuentre en un contexto donde la antes referencia obligada del otro no existe, es decir, la mujer ahora es capaz de obtener todo lo que necesita sin ayuda de nadie. El ejemplo más radical es que actualmente no necesita de un hombre para tener hijos.

La mujer se ha creado los medios para estar apartada ¿cómo lo ha hecho? Valorando como primera necesidad su independencia, aún cuando por las oportunidades que ofrece esta independencia se exacerba el vacío que la constituye. Entre más posibilidades tiene económica, laboral, social, política y biológicamente, la paradoja es: no se siente satisfecha, porque hay un vacío que no puede dejar de sentir, estás son las paradojas de lo que Freud nombro como lo inconsciente.

Este vacío tiene que ver con la sexualidad femenina, con la forma en que la mujer se construye a sí misma, a partir de vivir la experiencia de la diferencia radical que el otro le marca. Cuando ella pasa por esa experiencia de vivir la diferencia a partir del cuerpo del otro, nota su falta y se siente gravemente perjudicada. Esta vivencia se conserva en lo inconsciente haciendo que la mujer pueda de manera permanente sentir envidia y celos por esta diferencia.

A partir de esta vivencia infantil Freud identificó tres posibles caminos: inhibir su sexualidad, desarrollar una masculinidad o devenir mujer. Estos caminos se pueden ramificar en la particularidad de cada mujer, convirtiéndose en manifestaciones de pleno derecho de su dinámica psíquica pero, la que lleva a un desarrollo ético de la feminidad es devenir mujer.

Ante la diferencia, si la mujer no acepta su falta irá siempre en pos de algo que pueda darle eso que la complete. La mujer puede pasar su vida buscando algo que la colme. Puede pretender llenar este vacío por medio del trabajo, los bienes materiales, un esposo, un hijo, tener relaciones sexuales compulsivamente, etc. Con la intención de llenar su vacío. La mujer hará una demanda al otro imposible de cumplir.

Si la mujer está en pos de llenar su vacío, su falta le producirá una hostilidad capaz de destruir al otro, destruir su entorno o elegir el camino a la autodestrucción. Lo que encuentra la mujer en esta línea de la autodestrucción es un goce enorme que obtiene por la vía del sufrimiento. Sin embargo, la posibilidad ética es que la mujer por voluntad propia haga una observación de sí, y que pueda darse cuenta de su agresividad, que reconozca que es capaz de convertirse en lo peor y estar al servicio de devastar. La postura ética para la mujer es asumir lo peor de ella misma, reconocerse y devenir mujer, lo que significa aceptar el vacío que la constituye, aceptar que tiene una falta imposible de llenar, la consecuencia de eso es crear todas las posibilidades a partir de dejar de exigir al otro lo que es imposible que el otro le dé.

La mujer no tiene que padecer una experiencia de vacío aunque ella lo constituya, como no hay ley que la rija, es el ser libre por excelencia porque no está sometida a ninguna ley, ella puede ser creadora de la ley. Si es el ser más libre, exquisito y complejo, su potencial es incalculable. Las posibilidades de la mujer son inmensas, la mujer se hace a ella misma, su creatividad es ilimitada, es creadora de su propia libertad.



Referencias Bibliográficas:
Freud, S. (1933). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, y otras obras. Conferencia 33 La feminidad. Tomo XXII Obras Completas de Sigmund Freud. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1931). Sobre la sexualidad femenina. Tomo XXI Obras Completas de Sigmund Freud. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. Tomo VII Obras Completas de Sigmund Freud.
Buenos Aires: Amorrortu.

*Imagen: Las señoritas de Avignon

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