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jueves, 11 de marzo de 2010

ZAMIRA - PARTE III




HOMOSEXUALIDAD FEMENINA
Anclaje teórico a propósito de la revisión del caso de Zamira
Dedicado a Gabriel y Silvia.
Corolario:
Para aproximarme a Zamira tuve que estar dispuesto a navegar por los rápidos y laberínticos ríos subterráneos de mi sexualidad. A través de mi proceso psicoanalítico me percaté que mi “balsa teórica” resultó ser de un caucho poco resistente a la fuerza incontenible de las confrontaciones del Dr. Ricardo Blanco - mi apreciado analista – En pocos minutos quedé a nado y descubrí que cualquier intento de aplicar el jacalito de “normalidad” al abanico de conductas sexuales resulta ante todo un ejercicio fútil, debilita mis relaciones humanas, es subjetivo y queda varado en lo anecdótico. Tratar de aproximarme a comprender la sexualidad “del Otro” a partir de mi propia matriz aliena y encarece mis vínculos.
Zamira a la edad de 22 años era adicta (Trastorno por dependencia) a tabaco, cocaína (inhalada y crack), marihuana (cannabis) y estimulantes anfetamínicos (tachas) y abusaba (Trastorno por abuso) del LSD, benzodiacepinas, derivados médicos de los opiaceos y de anestésicos disociativos (Special K), ciclopéjicos y nitratos. En 8 meses logra recuperarse, sin requerir ser hospitalizada, abandona el consumo de todas las drogas con pocos síntomas de abstinencia (excepto el tabaco que hasta el término del tratamiento consumía). Lo extraordinario es, que la mayor parte del tiempo pocas veces hablamos de drogas, la mayor parte de los contenidos versaban al respecto del profundo vacío que le causó la separación con Vero. Zamira vivió la ruptura de una forma profundamente lacerante que ella describe de la siguiente forma “todo fue muy confuso, fue como si me hubiesen arrancado la piel, como ese video donde le arrancan la piel a animales vivos y no mueren por mas que los pisen…)”
Después del abandono, Zamira dejó de comer. Fumaba hasta tres cajetillas diarias. No se bañaba, dormía casi todo el tiempo y se masturbaba varias veces al día. Se aisló, solo salía a la calle para consumir drogas. Abandonó por completo el Doctorado y renunció a su trabajo. Creó un alter ego en Internet que se encargaba de descargar ira sobre quien se cruzara en su camino. Tenía la capacidad de atraer y formar ejércitos de “personas selectas” que salían a la caza de “happy people” bajo sus órdenes. Este personaje era Arcelia reloaded “fuerte, libre, mucho más sádica: puede morder... puede patear... puede ofender, expone los dolores de una forma bastante cruda y lo hace por que cree que no tiene nada que perder… por que no tiene nada y jamás va a tener nada… nunca vas a notar que le afecta algo… Prefiero destruir vidas con verdades, aunque esa sea mi mentira…”sic.
En su pensamiento ciclaban recuerdos inconexos, se la pasaba tratando de encontrar los fragmentos de aquello que se había desmoronado de un día para otro. Es de singular importancia mencionar que Vero era su primera novia, y a decir de Zamira, ella le correspondía en el marco de una relación “formal” comenta: “conocía a su mamá y a sus dos hermanas… sabían que éramos novias, su madre lo veía con cierto disgusto, pero pasábamos horas encerradas en su habitación y cuando salíamos hasta me ofrecía de cenar…era un secreto a voces, un aceptar no aceptado… la madre lo tomaba como si fuera varicela y se le pasaría a su bebita… la doña lanzaba agresiones cada vez que sentía que su pequeña se le iba de las manos, mientras cogiéramos en su casa no había bronca…”sic. Durante el curso de las sesiones Zamira poco a poco desidealiza a Vero y va detallando su vivencia en pareja. Al parecer, en ella existía una sed voraz de crecer académicamente y laboralmente, claramente manifestaba orgullo de ser pareja de Zamira quien sobresalía de forma innata en ambas esferas. Existía una atracción mutua y un deseo primitivo de comerse la una a la otra. Frecuentaban lugares públicos sin ninguna reserva, se mostraban orgullosas y compartían un selecto grupo de amigos. Sin embargo, el área de conflicto era sexual coital, comenta “ella era insaciable, quería que estuviéremos cogiendo y cogiendo…. no salíamos de la cama, ella disfrutaba enormemente su cuerpo conmigo, le encantaba mostrárseme desnuda y andar caminando por el cuarto – solo totalmente desnuda era plena, se sentía hermosa y lo exhibía - incluso se dejó fotografiar en varias ocasiones e insistía en que le tomara un video donde hiciera un close up al momento de que se viniera…” Zamira nunca había tenido una relación heterosexual, reconoce que a la edad de 6 años experimentaba deseos eróticos homosexuales y que a la edad de 9 años fantaseaba con realizarles el sexo oral a mujeres mayores. En cambio Vero había mantenido relaciones previas con “micromachos” quienes abusaban sistemáticamente de ella e incluso le habían golpeado.(http://arandaymd.blogspot.com/2010/01/microterrorismo-misogino.html)
Zamira considera que cuidar y el permitirse ser tierna con Vero era “como poder mirarme por primera vez en el espejo de cuerpo completo. Hacerla feliz me sostenía en un estado emocional distinto, un sentimiento que no había vivido antes (guarda silencio y llora en voz baja )…. creo que por eso yo era quien le realizaba el sexo, era simple: - yo proponía y ella gozaba- siempre pedía mas y mas y mas… pero en el momento de mi placer ella decía frases como – !!!!!pero yo soy niñaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡ y me dejaba así como así…. - se transformaba en algo muy egoísta, como si se alejara de mi y se convirtiera en otra persona… eso era lo que me desesperaba – Zamira describe el vínculo con Vero como – “no sé si la amaba y no sé si me amaba pero creo que era algo muy cercano al amor, éramos muy unidas – estoy conciente que me utilizaba en todos sentidos: en particular para trepar pues no era muy inteligente y solucionaba la mayor parte de los conflictos con un prominente escote – sin embargo en ella encontraba una fusión especial, una no-soledad ¿me entiendes?... por un lado era como tenerla y dominarla, pero al segundo siguiente era como estar constantemente en un velorio llorando su muerte con ella sentada a mi lado consolándome…” Al respecto del motivo de su separación comenta “ella me dejó por un hombre, sin embargo no me a dejado (pues la siguió buscando hasta el final del tratamiento) y creció el vacío y ella se alimentó de ese vacío y del dolor… me enteré que la golpean, que se casó y perdió al bebé… al parecer se siente cómoda con un mueble… un macho sí, pero un mueble…. (silencio) me da mucha pena que su madre hubiese preferido que se fuera con un macho que por un plato de frijoles le revienta el hocico dos veces al día, que…(guarda silencio y no concluye) -
¿De no ser por la “adicción” Zamira se habría aniquilado? Sumado a lo anterior ¿cómo es que un policonsumidor deja las sustancias en tan poco tiempo y sin presentar manifestaciones de abstinencia severa cuando pacientes con la mitad de miscelánea psicotrópica llegan a presentar estados convulsivos graves? La palabra es poderosa y la palabra nos hace libres. Zamira nació sumergida en una depresión generacional. Como dice Alejandro Salamonovitz, la depresión es silencio en la carne y un total enmudecimiento del deseo, un máximo fracaso del decir, silenciosa desesperación. La depresión aniquila el mundo del lenguaje y la drogadicción anestesia el vacío que deja la renuncia a una vida afectiva - es un querer Ser amado y un amar voraz disfrazado - una herida materna abierta.
¿La constelación familiar juega algún rol en su homosexualidad?... cuando Zamira se sabe homosexual no es conciente de las raíces de su deseo. Salamonovitz habla al respecto “el deprimido no logra asumir la culpa de sus crímenes por que ha cometido los crímenes de otro” y la depresión para Zamira simboliza el injerto de una profunda ira y un miedo abismal a “sentir sintiendo” por lo que revive a su madre y a través de ella destruye su deseo, a través de esa destrucción “virtual” por Internet, que le permite pertenecer a “algo” que le hace existir a través del dolor, pues todo aquél que golpea establece su deseo de perpetuar la herida a través de la conciencia del dolor del Otro, en este caso un Otro sin rostro. La depresión es un deseo irrealizable, un estallar silencioso anterior al síntoma (la adicción) y las drogas fueron a Zamira lo que la sedación es a un paciente terminal mientras se encuentra la cura. Ante estas posiciones es de suponer que las primeras mujeres en enamorarse de ella fueron la abuela y las tías, pues representaba un “vivir sin hombres”, rechazaban a través de Zamira el abuso y este quedó desterrado junto con los hombres siendo Zamira el receptor de lo masculino sublimado.
La constelación familiar rechaza en conjunto el sufrimiento de la penetración y la brutalidad de “Ser invadida”, una consolidación de la supervivencia y el triunfo. Zamira carga sobre sus hombros la reivindicación de un matriarcado fálico que le da sentido a la vida y muerte de Arcelia. Sin embargo al morir su madre queda pendiente una vida por ser vivida - la de Zamira – y en la fantasía Vero es el amor idealizado arrebato por un hombre, resignificación del duelo primigenio y el debilitamiento del entramado matriarcal. El único hombre que la abuela y las tías no logran desterrar, a pesar de sus esfuerzos pasivos, fui yo, y solo hoy me queda de manifiesto que entre ambos existió “una palabra–paz, un bien – decir: esa hija de un padre con una palabra de paz y no de angustia… que fue el saberme padre para dejar de ser hijo y saber mortal el positivismo psiquiátrico para que otros nazcan.

Dr Félix Aranday
arandaymd@gmail.com


La Ilustración pertenece a la colección de LeLarve:
“DON´T TELL ME…I CAN´T STAND THE PAIN”
Técnica: Digital
Tamaño: 53x39cm.
Papel liberón 300gr.
COSTO: $ 5500 m.n. más gastos de envío.