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jueves, 26 de noviembre de 2009

Sentir sintiendo


¿Cuándo nacemos tenemos “conciencia” de nuestra vulnerabilidad?
¿Un bebé “sabe” que depende de una mamá (un-otro) para no morir de hambre?
¿Cómo se siente el cuerpo del recién nacido sometido a las fuerzas ambientales: gravedad, frío, calor, fricción, irritación?

El cerebro de un neonato inicialmente escanea todo el organismo y lo “reconoce reconociendo” el hardware:
  • El bebé siente, lo que se siente, por primera vez mover sus extremidades.
  • El bebé siente, lo que se siente, por primera vez escuchar sus cuerdas vocales y activarlas.
  • El bebé siente lo que se siente, por primera vez el gusto de la leche materna.
  • El bebé siente lo que se siente, por primera vez el tacto, su respiración, sus intestinos distenderse y todo lo que conjuga sentir la experiencia humana del nacimiento.
Este hardware, con sus sistemas central y periférico, recoge información para tener la mayor parte de los elementos que lo forman, adquirir información y “explicarse” lo que está sucediendo. Identifica las sensaciones y las clasifica en un sistema binario cibernético primario: sensaciones placenteras (0) y displacenteras (1).

Imaginen que cada segundo se generan miles y millones de códigos de barra virtuales (información) que se almacenan en la memoria, se sistematiza y jerarquiza para explicar “lo que se siente sentir” en esta nueva experiencia fuera del útero. 

En sus observaciones Klein, le llamó a este sistema binario Yo-primitivo, constitucionalmente adquirido. Como un programa (software) cargado instantáneamente y encargado de las primeras operaciones de sobrevivencia en este nuevo ambiente (ella las denominó operaciones defensivas). Así el bebé genera dos movimientos, placer = aproximación (1+) y displacer = rechazo (0-). Sobre esta base sabemos que el ser humano desarrolla una Matrix fundamental que va a servir de plataforma para cargar el resto de la programación.

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